Al chico en cuestión, de nombre Carlos Ventura (Madrid, 1993), le llamó la atención un modesto grupo de teatro que se había creado en su instituto, el Galileo Galilei. Así comenzó a picarle el arte. «Las clases eran pequeñitas y el ambiente muy acogedor. Nos juntamos un grupo de chavales que hicimos muy buena piña y la profesora era muy buena», cuenta el artista.

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