Cuando Juan se despertó una mañana después de un sueño intranquilo -llamémosle Juan por no llamarle Gregorio Samsa-, no se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto, no, pero algo extraordinario le sucedió al ponerse sus gafas de nadar intensamente azules y empezar a ver el mundo con otro color.
Juan es Juan Mayorga y el inconsciente ese que se le aparece en el escenario es César Sarachu. Como uno solo formulan la raíz cuadrada de menos uno mismo y calculan, en un brillante ejercicio de teatrosofía intensamente audaz, mi propia inconsistencia de número imaginario. La metamorfosis está completa: los tres, Juan, César y yo mismo, somos ya un único sujeto a la deriva.
Últimas noticias
Pablo Messiez: “Solo actúa quien tiene voluntad de creer”
Le escuchas hablar y todo evoca un cruce de sueño y presente. Sus obras parecen escritas por hermanos gemelos muy distintos, de tierras lejanas. No sabría contarlas pero no puedo olvidarlas. Como...
Juan Mayorga: “Echo de menos el teatro sobre todo como espectador”
Al dramaturgo le pilló el parón general ensayando un nuevo montaje de La lengua en pedazos, con Clara Sanchis como Teresa y Jesús Noguero en el rol del Inquisidor, “y estamos anhelando que nos den...
Juan Mayorga, entrevistado para la edición impresa de «El Cultural»
Una sociedad desconcertada busca a los filósofos como faros. El gran pensador de nuestro teatro es Mayorga. Aquí habla de sus montajes pospuestos (El chico de la última fila) y de su última obra, La...