En «El Mago», Juan Mayorga construye un juego ficcional. Como Cervantes, como Calderón, como Unamuno o como Pirandello, Mayorga se pregunta en esta obra qué es la realidad y qué somos nosotros respecto a ella, a qué conjunto de ficciones le llamamos yo y hasta qué punto hay alguien que nos inventa y nos maneja.

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