
El dolor y la rabia de las palabras que dispara esa mujer desolada contrastan con la calidez del entorno. Los colores neutros, los muebles sobrios y minimalistas, de madera clara, un par de mullidas alfombras blancas, una luz muy cálida acompañan a una confesión desgarradora. No se puede dormir y, dirigiéndose al público, asegura: “Me he separado hace un año y tengo la sensación de que mi familia ha desaparecido… Tengo una sensación de soledad tan grande… Soy una náufraga… Mi cama ha dejado de ser bella… Llevo un año de duelo… ¿Qué puedo hacer para poder mirar a la cara a todos mis fantasmas, reírme de ellos y seguir viviendo?”. Nagore, así se llama la mujer, decide entonces hacer aparecer a su madre y sus amigos para evitar y luchar contra esa dolorosa soledad.
Últimas noticias
Navegando con Andrea, crítica por José Sanchís Sinisterra
Seguir la trayectoria artística de Andrea Díaz Reboredo es como navegar por un río que transcurre, lento pero decidido, a través de un territorio habitado por algunos de los más sugestivos avatares...
Cuando el teatro genera misterio
Ariel Caldarelli protagoniza un gran texto de Juan Mayorga, bajo dirección de Eduardo Cervieri. Un argumento notable, muy bien trenzado en el escenario, a través de dos historias. Por un lado un...
Dramaturgia en la academia de la lengua
Uno de los dramaturgos más destacados de España es Juan Mayorga (1965), tanto por sus temáticas, vinculadas a las grandes interrogantes del ser humano, como por su estilo, en el cual las palabras...