La primera ola la pasó confinado en Madrid, donde durante años enseñó en la Universidad Carlos III. La segunda, actualmente, la observa con enorme atención desde el pueblo gallego, vinculado a su familia materna, donde se ha instalado. La montaña está estos días hermosa, y apetecen la buena música y las lecturas reconfortantes. No es mal panorama, al que todavía queda por sumar, porque el filósofo Carlos Thiebaut (Madrid, 1949) es muy cafetero, «una buena taza de café».
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